Este material noble y robusto pero a la vez flexible y liviano es la alternativa mejor posicionada para lograr construcciones sustentables, en menor tiempo y con ahorros energéticos impensados hace unos años

La utilización de acero en el presente se posiciona como la opción más novedosa en arquitectura sustentable(Gustavo Gavotti)La utilización de acero en el presente se posiciona como la opción más novedosa en arquitectura sustentable(Gustavo Gavotti)

El mundo de la construcción moderna supo crear edificios icónicos y grandes obras de arquitectura durante el siglo XX. La mayoría de estas megaobras rompieron el molde de la construcción tradicional a base de hormigón o ladrillo, e incorporaron el acero como pieza clave. Este material cambió el curso de la arquitectura y ya representa un boom en el sector. Con ahorros de tiempo y recursos, los métodos más modernos se centran en el acero como la opción más eficiente y ecológica del futuro.

Algunas pinceladas se observan fácilmente en la historia reciente. El Empire State, el famosísimo edificio de películas rodadas en Nueva York, es una de las mejores muestras de la robustez de este material. Levantado en 1931 con sus 443 metros de altura, se transformó en un ícono de la arquitectura moderna. Para tomar dimensión del ahorro de tiempo que puede lograrse basta considerar que hace casi cien años, el ritmo de construcción del Empire fue de cuatro plantas por semana. Hoy en día, el ritmo promedio del sistema tradicional es de una planta por mes.

En Barcelona, uno de los edificios más famosos es la Torre Mapfre cuyo material principal es el acero. Se construyó por los Juegos Olímpicos de 1992 y es uno de los rascacielos más altos de España. Hay más ejemplos de la utilización del acero para la realización de rascacielos. “El pepinillo” en Londres, el Burj Khalifa en Dubai, la Torre Unicredit en Milán o las Torres Petronas en Malasia son solo algunos de ellos.